En pétalos se esconde un dulce arcano,
un eco de la tierra, del amor,
la flor revela al mundo su fulgor,
un canto entre lo etéreo y lo humano.
De espinas nace el tallo, soberano,
en lucha con la brisa y el calor;
más firme, desafía su dolor,
pues guarda en su interior luz del verano.
Un símbolo de vida y de partida,
de ofrenda silenciosa, de emoción,
la flor perdura breve, mas sentida.
Así se entreteje su revelación:
que aun en lo efímero reside la vida,
y en su fragancia, eterno es el corazón.