Fragmentos de Vida
Colecciono pequeños instantes,
retazos sueltos de un vital mosaico,
partículas de tiempo que se escapan
como aves huyendo de mi mano.
Son destellos fugaces,
chispas que se encienden y apagan,
destellos que logro apenas vislumbrar
antes de que el viento los arrebate.
Son días que se entrelazan,
horas que se mezclan y confunden,
minutos que se desvanecen,
segundos que se evaporan sin dejar huella.
Acumulo fragmentos dispersos,
jirones de vida que se dispersan,
migajas de existencia que se deslizan
entre los dedos de mi memoria.
Trato de asir cada instante que se va,
de retener cada partícula que se esfuma,
de atesorar cada chispa que se extingue,
de preservar cada destello que se apaga.
Pero el tiempo es un ladrón incansable,
que roba y hurta sin piedad ni tregua,
que se lleva cada segundo, cada minuto,
cada hora, cada día, cada vida.
Y yo, sólo puedo recoger los restos,
aferrarme a los pocos destellos que me quedan,
atesorar los fragmentos que logro rescatar
de la corriente incesante del devenir.
Porque esos pedazos, esas partículas,
esos jirones dispersos de existencia,
son todo lo que me queda de la vida
que se escapa, que se va, que me abandona.
