Nacido en la cima, un hilo de agua,
Entre rocas grises, su camino traza.
Un susurro apenas, un canto suave,
Sueña con el mar, donde su viaje acaba.
A su lado, la vida se abre paso,
Flores silvestres, de colores vivos,
Y árboles robustos, que se inclinan,
Para beber de su fuente, y crecer con él.
Pero el camino no es fácil, ni suave,
Roca y piedra, su curso obstruyen,
Cascadas bravas, lo arrastran y golpean,
Y remolinos oscuros, lo quieren devorar.
Sin embargo, el río no se detiene,
Con fuerza y constancia, su camino busca,
Rodea las piedras, salta las cascadas,
Y se abre paso, a través de la espuma.
Como el río, que se ensancha y profundiza,
Con cada obstáculo, su fuerza se multiplica,
Así también el alma, que se templa y se fortalece,
Con cada prueba, su espíritu se eleva.
Y al final, llega al mar, ancho y profundo,
Donde su viaje termina, y su esencia se funde,
Un testimonio de fuerza, de constancia y valor,
Un río que fluye, a pesar de la adversidad.