Bajo la luna el viento va encendido,
susurra con anhelo vehemente,
te nombra con latido intermitente,
temblor que entre mis labios va escondido.
Destino de un azar desvanecido,
se cruza en tu mirada impenitente,
desata con su filo impertinente
el eco de un amor adormecido.
Si acaso la distancia nos separa,
habremos de encontrarnos en la brisa,
en cada luz que el alba nos depara.
Que arda la pasión en su ceniza,
pues cuanto más el alma se declara,
más fiero es el fulgor que la eterniza.