Estela de mi Alma!
El alma, cual balandra en el océano del tiempo,
se enfrenta a las tormentas con velas desplegadas.
Los vientos del destino, con furia a veces rugen,
probando la resistencia de las fibras templadas.
Cada ola que embiste, cada golpe del mar,
es un desafío a la voluntad, una prueba más.
Mas el espíritu humano, faro en la oscuridad,
se yergue con firmeza, sin flaquear jamás.
Las gaviotas del miedo, con sus graznidos van,
augurando desgracias, sembrando la aflicción.
Pero la fe, brújula que guía al capitán,
mantiene el rumbo fijo, con férrea convicción.
En la proa, la mirada, escudriña el horizonte,
buscando en la distancia la luz del porvenir.
Y un canto de esperanza, brota del corazón,
himno a la vida, a la lucha, a nunca desistir.
La Balandra, símbolo del alma en su avanzar,
surca las aguas bravas, con denodado afán.
Y en sus velas, un mensaje al viento se hará:
la fuerza del espíritu, jamás se doblegará.
Que la tormenta ruja, que el mar embravecido,
trate de detener su viaje decidido.
La Balandra prosigue, pues lleva en su estela,
la fuerza invencible de un alma que no se aquieta.
