Espinas que surgen en el camino,
para que la vida duela menos.
Pero ¿acaso hay un propósito divino,
en el dolor que nos causan tus espinas?
Como rosas hermosas,
también tienes tus espinas,
para recordarnos que la vida es preciosa,
y que cada dolor tiene su enseñanza.
A veces nos hieren,
nos causan sufrimiento,
pero al final nos fortalecen,
y nos hacen más sabios en el camino.
Son las espinas de la tristeza,
que nos hacen valorar la felicidad,
las de la soledad y la enfermedad,
que nos enseñan la importancia de la compañía y la salud.
Pero también están las espinas del amor,
que nos hacen sentir vivos,
aunque a veces nos causen dolor,
nunca dejamos de buscar ese sentimiento puro.
Y las espinas del tiempo,
que nos recuerdan que todo es efímero,
que debemos vivir cada momento,
porque nunca sabemos cuándo llegará el final.
Espinas para que la vida duela menos,
para que no olvidemos lo valiosa que es,
para que aprendamos a valorar lo que tenemos,
y agradecer cada día por estar vivos.
Así que no mires con desprecio,
a esas espinas que te causan dolor,
porque en realidad son tus aliadas,
en este viaje llamado vida.