En el silencio de la tinta y el papel,
se forja un puente de pensamientos,
donde el poeta y el lector, contentos,
se hallan en un prado, bajo el laurel.
Las ideas viajan, libres, sin tropel,
como brisa entre flores y vientos,
y en ese campo de verdes alientos,
se revela el mensaje a granel.
No hay distancia que pueda separar,
lo que el corazón y el alma dictan,
la poesía es un lenguaje de ley,
En cada verso, una conexión sutil,
telepatía de emociones sin par,
que une al poeta y al lector fiel.