Enganchadas al Veneno
Enredadas en redes de miel y veneno,
con hilos de seda que queman la piel,
somos mariposas bailando en el fuego,
buscando el sol donde brilla el ayer.
Nos cuentan historias de amores heridos,
de besos que duelen, de abrazos sin fe,
nos atan con sueños, con miedos dormidos,
y el alma se aferra sin ver el porqué.
El cerebro dibuja promesas doradas,
recuerdos que juegan a hacernos creer,
que el frío en la sombra es solo un susurro,
que el filo del filo no puede doler.
Nos dicen: “es química”, nos dicen: “es juego”,
las dudas naufragan en mares sin fin,
y aún cuando el alma grita en el espejo,
el eco responde: “Quédate aquí”.
Pero un día el viento despeina las dudas,
y el aire despeja la niebla de amor,
se rompen cadenas tejidas con culpas,
y el vuelo comienza sin miedo ni error.
Este poema busca reflejar esa sensación de atrapamiento, la ilusión y la química que a veces nos atan a lo que nos hace daño, pero también la posibilidad de liberarse.
