Encontraré un silencio
que nadie ha dicho aún,
un espacio sin dueño
donde la sombra
se acuesta sobre sí misma.
Un silencio limpio,
sin rastros de paso,
sin la memoria de otra voz
rozando sus bordes.
Un silencio entero,
como un árbol
antes de ser nombrado.
Y cuando lo halle,
no haré ruido.
Lo llevaré en las manos
como se lleva el agua,
sabiendo que no es mío,
sabiendo que se escapa
a su propio centro.
Entonces, el mundo
será apenas
un murmullo distante,
una espera quieta
donde el silencio
se vuelve horizonte.