Mapa de nadie
No sé si soy la piel o la sombra,
el eco de una voz que ya no es mía.
Me busco en los espejos,
pero encuentro rostros que no recuerdo haber vivido.
Hay días en que camino sin cuerpo,
como un paréntesis flotando entre calles y pantallas,
arrastrado por la corriente del “ahora”,
ese río que nadie entiende, pero todos siguen.
¿Qué significa ser yo en este instante?
Un número en el banco,
una sonrisa forzada en el ascensor,
un mensaje sin contestar que se pierde
en la espuma digital de otros mares.
A veces, quiero ser silencio.
Ser la pausa en la que el mundo respira,
una hoja cayendo sin prisa,
sin nombre, sin historia.
Pero la ciudad ruge,
y vuelvo a ser el actor de siempre:
el que dice “bien” cuando no sabe qué siente,
el que promete quedarse,
aunque su corazón tenga ya las maletas listas.
Miro al cielo buscando señales,
y solo encuentro cables.
Si soy algo,
quizás soy un mapa de nadie,
dibujado con las rutas que no tomé,
con los sueños que olvidé en un cajón,
con los adioses que nunca supe decir a tiempo.
Tal vez, ser yo es aceptar
que siempre estaré a medio camino
entre lo que fui
y lo que nunca seré.
Este poema juega con la sensación de desorientación en la modernidad, donde la identidad se difumina en medio de lo cotidiano.
