Glosa a los caídos por la tormenta
Hoy canta el río su lamento,
por los nombres que la tierra abraza,
esos que, en su última andanza,
nos dejaron sin aviso, sin aliento.
De Valencia hasta la vieja Mancha,
donde el agua desbordó el sendero,
quedaron huellas que el aguacero
marcó en la piel de quien avanza.
Ya no hay regreso, solo confianza
en que la tierra acoge el lamento
de los suyos; un noble argumento
que en este Día de los Muertos canta,
que España duele y el viento levanta
el eco amargo de aquel momento.