Por la orilla voy tranquilo,
pues la vida en el centro,
me tropieza y me hace daño.
Allí, el bullicio ensordece,
el caos me abruma y confunde,
y el peso de las exigencias
me aplasta y me hunde.
Pero aquí, en la orilla tranquila,
encuentro paz y sosiego,
lejos del mundanal ruido,
donde mi alma encuentra su riego.
El sonido de las olas
me arrulla y me serena,
el viento acaricia mi rostro,
y el sol me brinda su serena.
Aquí, en la orilla del mundo,
donde la vida fluye serena,
encuentro el equilibrio perdido,
y la fuerza para enfrentar cada pena.
Tranquilo, por la orilla,
voy caminando sin temor,
pues sé que en el centro del torbellino,
no encontraré mi verdadero valor.