En la senda de la parábola
En un bosque de susurros y sombras,
un viajero encontró un viejo árbol,
sus ramas curvadas como historias,
sus hojas, secretos de tiempos pasados.
“¿Qué sabiduría guardas en tu tronco?”
preguntó el viajero con voz temblorosa.
El árbol sonrió con aire de anciano,
y comenzó a contar con voz armoniosa.
“En mi juventud, fui solo una semilla,
un sueño pequeño en la tierra oscura.
Las tormentas me hicieron más fuerte,
y el sol, con su luz, mi esencia pura.
Cada nudo en mi tronco es un relato,
cada anillo, un año de vida vivida.
Así, como yo, tú también eres viaje,
cada paso, una lección en tu vida.
No temas a las caídas, hijo mío,
pues del suelo se levantan las flores.
Recuerda que el camino es un círculo,
y en cada final, renacen los amores.”
El viajero escuchó, sus ojos brillantes,
pues entendió que la vida es un ciclo.
Con gratitud se despidió del árbol,
y siguió su senda, ligero y tranquilo.
Así, en la parábola del viejo árbol,
se entrelazan la vida y el destino.
Cada ser es un eco de historias,
un viaje eterno, un bello camino.
