Sutil en su destreza va la pluma,
vertiendo su pasión en cada trazo,
tejiendo con el alma fiel abrazo
y dando al pensamiento voz y espuma.
Escribe sin temor, sin miedo, en suma,
en mármol o en papel su fiel abrazo,
dejando en cada línea un fiel abrazo
que el tiempo va bordando con su bruma.
Sus giros van sembrando la esperanza,
y en cada giro late su ternura,
pues nace del amor y la confianza.
Así en la hoja deja su hermosura,
y con su leve toque la balanza
se inclina hacia el poder de la escritura.