El osito lloraba en su rincón,
no quería dormir, ni oír canción.
“¿Qué pasa, osito?”, le dijo mamá.
“Es que en mis sueños no sé qué habrá.”
“Tranquilo, pequeño, no tengas temor,
los sueños son dulces y llenos de amor.
Hay nubes de azúcar, estrellas que danzan,
y campos de flores que nunca se cansan.”
El osito sonrió y cerró los ojitos,
se abrazó a su almohada con sus manitos.
Y al cabo de un rato, feliz soñador,
volaba en un cielo pintado de color.