Vendrá la hora en que las viejas heridas
despierten de su largo y frío sueño,
y el peso de su angustia y su diseño
retorne a herir las almas abatidas.
Vendrá el momento en que las horas idas
parezcan dar al tiempo cruel empeño,
y el corazón, perdido en su pequeño
dolor, no halle razón en las partidas.
Mas vive, aunque el dolor sea un naufragio,
aunque la noche extienda su tormenta,
que hay fuerza en resistir cada presagio.
La vida, aunque su paso nos atormenta,
es logro puro, eterno y fiel milagro:
seguir aquí, aunque el alma esté sedienta.