El canto de las ruinas
En las ruinas del tiempo se alzó la voz del viento,
susurra entre las piedras un verso interminable.
Sus labios de ceniza pronuncian el lamento,
un eco de lo eterno que yace inquebrantable.
La noche, con su manto de sombras diamantinas,
abraza los vestigios que el cosmos abandonó.
Las estrellas, testigos de guerras y colinas,
contemplan los silencios que nadie pronunció.
Un río de memorias serpentea en la nada,
su cauce es el reflejo de un mundo desolado.
El alma de los siglos, en su estela cansada,
escribe en los abismos su sueño arrebatado.
Las torres olvidadas contemplan el ocaso,
sus cúpulas son mástiles de un barco sin anhelo.
Y en cada roca fría palpita un viejo paso,
sus grietas son palabras que apuntan hacia el cielo.
Oh, canto de las ruinas, tu verbo es inmutable,
tu música de siglos resuena en lo perdido.
Eres el arquetipo del todo inevitable,
la voz que nunca cesa en el eterno olvido.
