A la sombra de un anti-árbol
un anti-pájaro canta
mientras el viento del olvido
sopla su canto de ceniza.
El anti-poeta, con su andar
de hormiga cansada, se acerca
y escribe en el aire sus versos
con letras de humo y neblina.
No hay rima ni métrica en su obra
solo un ritmo desnudo y frío
como el viento que lo esculpe
en la roca del silencio.
Su anti-musa es una mosca
que vuela en círculos sin fin
mordiendo la carne muerta
del lenguaje vacío y hueco.
El anti-poeta sonríe
con sus dientes de hueso y sal
mientras el anti-mundo se derrumba
en un poema sin final.
Pero no te engañes, amigo
no hay amargura en su canto
solo la constatación cruel
de que todo es vanidad y humo.
Canta y canta el anti-poeta
a la sombra del anti-árbol
mientras el viento del olvido
sopla su canto de ceniza.