Ven, abona un jardín ajardinado,
Donde las flores crecen en armonía.
Con tus manos, esparce el sustrato,
Nutriendo la tierra, dando vida a la alegría.
Las rosas rojas se alzan con pasión,
Sus pétalos de terciopelo, un dulce don.
Las margaritas blancas, puras como la nieve,
Dan un toque de inocencia, como un sueño que se teje.
Los lirios púrpuras, majestuosos y altos,
Sus flores como trompetas, un canto que exalta.
Las violetas azules, tímidas y discretas,
Su dulce aroma, una fragancia que inquieta.
El jazmín blanco, un perfume embriagador,
Sus flores estrelladas, iluminando el redor.
La madreselva, trepadora y fragante,
Sus flores doradas, un espectáculo fascinante.
Ven, abona este jardín con tu amor,
Y verás florecer la belleza en todo su esplendor.
Cada flor, un tesoro, una obra de arte,
Un regalo de la naturaleza, un bálsamo para el alma.
Así que ven, cultiva este jardín con esmero,
Y disfruta de sus frutos, un placer verdadero.
Porque en un jardín floreciente y bien cuidado,
El espíritu encuentra paz y se siente renovado.