Cuando te quiero escribir,
se me trastocan los versos
mis garabatos sombríos,
se tornan lindos y trémulos,
y un torbellino de ideas
Emerge de mis adentros
como un sentir de antaño,
que se asoma a los recuerdos.
Las plumas danzan en el aire,
como aves en primavera,
y cada palabra se asoma
como un brote en la espera.
Escribo en la penumbra,
donde la vida fluye y canta,
y en cada letra se encienden
los ecos de tu mirada.
Las hojas se llenan de sueños,
se entrelazan con mis anhelos,
y en el silencio profundo,
tu risa se vuelve cielo.
Y cuando te voy a escribir,
los versos sienten el fuego,
y el papel, en su blancura,
se convierte en nuestro encuentro.