Aquel que entrega su ser,
con amor y sin temor,
da luz a un mundo incierto,
regala esperanza y calor.
Con cada gesto sincero,
con cada acto de fe,
siembra semillas de vida,
en corazones que ven.
Es un faro en la tormenta,
un refugio ante el dolor,
su entrega nunca es en vano,
su legado es amor.
Y en el camino andamos,
siguiendo su huella fiel,
pues quien da sin esperar,
recibe lo más noble en él.
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