Cristo, mi verdad eterna
Oh Dios, que mis ojos no olviden su luz,
que mi alma no tiemble en la duda,
que el mundo jamás me arranque la fe
ni me nuble la esencia más pura.
Cristo no es sombra de un tiempo lejano,
no es solo un nombre en la historia,
Él es la llama que enciende mi ser,
la senda que lleva a Tu gloria.
Por Él mis labios pronuncian Tu nombre,
por Él mi espíritu al cielo se alza,
es puente, es vida, es amor sin final,
es gracia que nunca se cansa.
Que nunca lo vea como un hombre cualquiera,
ni como un recuerdo olvidado en la brisa,
Él es mi roca, mi paz, mi verdad,
el eco que al alma eterniza.
En su nombre, con gozo te clamo,
confiado en su amor sin medida,
oh Padre, que nunca lo olvide,
pues Cristo es mi eterna vida.
Amén.
