Bajo el azul que en calma se despliega,
alzas tus ramas, blanco terciopelo,
y en cada flor, que al aire alzar no niega,
danza el suspiro leve del anhelo.
Eres de abril el fuego que se entrega,
y entre la brisa, aroma puro y cielo,
la nieve viva que en su luz navega,
efímero latir del puro vuelo.
Mas, tan fugaz, tu encanto se desgasta,
y en llanto de pétalos te rindes,
siendo ceniza de belleza casta.
Tu floración es tiempo que no brinde
más que un suspiro, polvo que se abasta,
un sueño breve que al morir deslindes.