Convergen ciencia y poesía
Ha caminado, sí, con pies incansables, lenta,
la tierra donde ciencia y poesía se abrazan.
Un surco de luceros la mente fiel presenta,
y el alma en la balanza del cálculo se enlazan.
No hay cifra que no cante, ni ley que no sustente
el vuelo de un silencio, el pulso de una idea.
Allí donde la luz, pensante y reverente,
descifra lo invisible que el verso aún recrea.
Mas nadie ve el prodigio: la unión es tan callada,
que pasa como el viento por mármol o por río,
dejando en su perfume la huella no buscada.
Y así, la perfección, sin nombre ni albedrío,
camina entre los hombres, de sombra coronada,
con ciencia en la mirada y el verso por rocío.
Esquema libre y armónico
