Creo que hay un hilo tenue,
un suspiro en la marea,
una brisa que nos mueve
desde un mundo que no espera.
Creo que hay voces dormidas
entre el sueño y la razón,
guiándonos sin medida
con un eco sin voz.
No es la sombra ni el reflejo,
ni el azar de un débil parpadeo,
es un lazo, un viejo espejo,
un latido en el misterio.
Si callamos, si sentimos,
si aprendemos a escuchar,
descubrimos que hay caminos
que no dejan de vibrar.