Falsas pretenciones
Nos creímos obra maestra,
con trama, clímax y nudo,
pero apenas dimos muestra
de una escena mal compuesta
y un final predecible y mudo.
Tú eras príncipe sin reino,
yo, castillo de papel;
juntos, un pobre diseño
de romance sin empeño
y drama de pastel.
Prometiste amor eterno
(versión light, sin compromiso),
yo fingí mirar lo tierno
de ese pacto tan moderno
que expiró al primer aviso.
Nunca fuimos tan gloriosos
como creímos ser, mi cielo:
yo actuando por inercia,
tú mintiendo con paciencia
y los dos en modo duelo.
Ahora dices que me extrañas,
¡qué gracioso, qué casual!
Como si entre tanta hazaña
no supieras que esta España
fue novela... y muy banal.
