Con el alma en bandoleras yo voy por la vida,
persiguiendo espejos que rompen mi andar,
las sombras me cubren su manto al pasar,
y el tiempo se escurre sin tregua y sin brida.
Caminante errante sin rumbo ni huida,
persigo las huellas que dejo al andar,
y en cada sendero me vuelvo a encontrar
con dudas y sueños de senda perdida.
Las penas son carga que el viento no lleva,
se anudan mis pasos con hilos de ayer,
y el alba me encuentra sin voz ni bandera.
Mas sigo mi curso sin miedo, aunque llueva,
pues dentro del pecho me queda un querer,
que en fuego y ceniza se torna en quimera.