Clamo a Ti, Señor, al despertar el alba,
cuando el cielo respira el aliento de Tu calma.
En el canto del ave que anuncia el nuevo día,
mi corazón Te busca, en fe y en alegría.
Clamo a Ti, Señor, en la luz del mediodía,
cuando el sol brilla alto, bañando la vida mía.
En la labor de mis manos, en el paso del tiempo,
Tu presencia es refugio, Tu amor, mi sustento.
Clamo a Ti, Señor, al llegar la tarde serena,
cuando el cielo se tiñe de rosa y de arena.
Tus promesas me guían, Tu voz me sosiega,
eres mi roca firme, mi luz que no mengua.
Clamo a Ti, Señor, al ponerse el sol callado,
cuando la noche envuelve al mundo fatigado.
En la sombra y el silencio, mi alma descansa en Ti,
pues en cada susurro, sé que siempre estás aquí.
Desde el alba hasta el ocaso, en mi andar y mi quietud,
clamo a Ti, Señor, mi esperanza, mi plenitud.