As light upon my gaze, your presen… A lingering shadow, an imprint tha… A tapestry of memories, so clear, A testament to your radiance, my d… Your passing’s mark, a trail of vi…
**Te Imagino en la Playa** Imagino el sol besando tu piel, En la arena, tus pies descalzos, p… El viento marino acaricia tu cabel… Mientras corres tras las olas, cua…
Resonancia del Vacío, fuente primordial del Ser, oleaje que abarca lo Infinito, misterio que no cesa de fluir. Aliento del Universo,
Hasta en los sueños florece, su es… Refleja la dicha, que nadie resien… Feliz quien la posee, joya singula… Ilumina el mundo, faro en el mar. En los versos la busco, su nombre…
En la vasta llanura de mi alma, sin ti, como un río sin cauce, como un ave sin alas, como un sueñ… Como el sol en el ocaso, como la luna en la noche,
El amor, querido amigo, es una fue… que nos eleva y transforma en form… Es más que una ilusión pasajera, e… es un sentimiento profundo que nos… Puede convertir el gris en colores…
Una noche, una sola, entre susurros de sombras y silenc… te busqué. El eco de tus pasos ya no estaba,
Con palabritas de a centavos, te digo que te amo, no soy un letrado, pero te amo. No tengo versos pulidos,
Hoy mi vida se siente resplandecie… El sol brilla más, un regocijo per… Sus ojos, cual rayos celestiales a… Vierten pasión que enciende un fue… Sus labios sonrientes, rosas en el…
Podrán robar tus días, el sol y su fulgor, pero tus noches son mías, un tesoro que guardo con amor. En la oscuridad de la noche,
En el cristal de la madrugada, un resplandor que nos observa. Sílabas que danzan entre sombras, revelando verdades que se reservan… En la piel un mapa de historias,
Arcángel Chamuel, amado serafín, tu rayo rosa brilla con luz divina… Es el rayo del amor, de la compasi… que despierta en mi alma la más pu… Tu presencia radiante, tu poder si…
My mind is thick with clouded thou… My words refuse to flow so true. No matter how I strain and plot, My verses fall like broken chew. Nauseating, like some mental plagu…
Y se nos irá la vida como agua entre los dedos, sin sentir otro rumor que el del llanto de los miedos. El reloj, cruel carcelero,
En la ciudad de los vivos, Un cronista se paseaba, Con su pluma y sus motivos, A la Muerte nunca temía. “¡Oh, Huesuda!”, le decía,