Pessoa, cinco en uno, sombra y espejo,
espejo donde se miran mil rostros,
rostros que vagan sin tiempos ni costros,
costros de un alma que arde muy lejos.
Es Álvaro viento que arrastra y deja,
deja su canto en la furia del día,
día que muere en calma vacía,
vacía sombra que a Ricardo aqueja.
Alberto es un pastor sin lamento,
lamento que Bernardo oculta y calla,
calla lo que en su pecho es tormento.
Pessoa, cinco en uno, sin aliento,
aliento que se quiebra y no estalla,
estalla en versos que dan testamento.