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Elideth Abreu

Carta de amor en lenguaje medieval

A la más gentil y noble dama, cuya gracia eclipsa la luna y cuyo semblante enciende el alba,

Con mano temblorosa y corazón ardiente os escribo estas humildes palabras, pues mi alma, cautiva de vuestro encanto, no halla sosiego si no es en la dulce contemplación de vuestra imagen.

Desde el día en que vuestros ojos, como estrellas errantes, hallaron los míos, supe que mi destino no era sino postrarme a vuestros pies y ofreceros mi más sincera devoción. Pues bien sé que ni los trovadores con sus cánticos más bellos, ni los juglares con sus historias más nobles podrían jamás capturar la esencia de vuestra virtud y hermosura.

¡Oh, mi señora! Si tan solo vos supierais cuánto arde mi pecho con la llama de este amor puro y sin tacha. Día y noche me atormenta la añoranza de vuestra presencia, y mi alma vaga como un peregrino en tierra extranjera, ansiando el consuelo de vuestra dulce voz.

Si hallareis en vuestro corazón piedad para este vuestro humilde siervo, concededme la merced de una palabra, de un suspiro siquiera, que en mi pecho se tornará en melodía eterna.

Ruego a Dios y a todos los santos que os guarden de toda pena y que vuestros días sean largos y colmados de gozo. Mientras tanto, quedo vuestro en lealtad y en amor, hasta que el destino nos vuelva a unir.

Con eterna devoción,

Vuestro más rendido y fiel caballero

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