Querida Olga,
Hoy el cielo está cubierto de nubes grises,
Pero mi corazón se ilumina al recordar tu sonrisa.
Tus ojos brillantes y tu risa sincera,
Siguen vívidos en mi memoria, como si estuvieras aquí.
Los días se suceden sin tu presencia,
Y en mi soledad busco desesperadamente tu esencia.
Tu voz, tu tacto, tu compañía tan valiosa,
Me hacen añorarte, mi querida y preciosa.
Aún puedo oír nuestras largas conversaciones,
Intercambiando ideas, sueños y emociones.
Tú, que me entendías como nadie más,
Eras mi refugio, mi fuerza, mi paz.
Ahora me envuelve el silencio de tu ausencia,
Y me cuesta aceptar esta dura sentencia.
Pero sé que en mi corazón siempre estarás,
Y que algún día, de nuevo, juntos estaremos.
Con todo mi amor,
Tu Václav