Bajo la tarde tibia, el viento danza,
desliza su caricia por la caña
y arrastra con sus dedos de nostalgia
un canto que despierta la añoranza.
Es leve su susurro, mas alcanza
el fondo del silencio y se desgrana,
se mezcla con la luz que se desgrana
en un temblor de sombras y esperanza.
Oh aire de la isla, que en lo inmenso
tejes de luz y sal tu eterna trama,
guía mis pasos al rincón intenso
donde la soledad se torna llama.
Que en tus suspiros hallo lo que pienso:
un eco de mi ser que nunca calla.