Calaverita: Andrés y la calaca
En un rincón del patio,
jugaba el niño Andrés,
con su balón brillante,
sin miedo a lo que es.
Pero la huesuda,
con su risa de papel,
se acercó sigilosa,
y le dijo: “¡Ven, ven!”
Andrés, al verla, rió,
“No tengo tiempo hoy,
el juego apenas empieza,
no quiero irme, adiós”.
La muerte, sorprendida,
se sentó a jugar,
y al niño en su partida,
le enseñó a no temer.
Así, entre risas y goles,
la tarde se fue a volar,
Andrés y la calaca,
unidos en su andar.