Tras la tormenta, llega la calma,
un nuevo amanecer que me cautiva.
Abandoné el lamento en mi alma
y hoy me alzo, más fuerte y festiva.
Aquel amor que un día me cegó,
hoy es sólo un recuerdo que me enseña.
Lo que parecía el fin, me liberó,
y en sus cenizas, mi fuerza resuena.
Camino sin mirar atrás,
con la frente en alto y el corazón abierto.
El desamor ya no es más mi compás,
sino el mapa que me guía a un puerto.
Donde hubo dolor, hoy brota la esperanza,
una flor que florece en la adversidad.
Y aunque el camino aún pueda ser incierto,
sé que en mi interior habita la verdad.
Soy dueña de mi propio destino,
pinto mi vida con los colores que quiero.
El amor que un día me hizo daño,
hoy es el lienzo donde me reencontré.
Hoy, alzo mi copa, con una sonrisa,
brindando por el valor de seguir adelante.
Pues en el desamor, hallé mi divisa:
renacer de las cenizas, más brillante que antes.