En la bitácora escrita al revés,
donde los relojes bailan contra el viento,
el azar marca su paso lento
y el tiempo es un juego que nadie ve.
Rayuela dibuja caminos inciertos,
una línea rota, un salto al vacío.
Allí, Cortázar, tus letras dan brío,
y el caos se vuelve un orden perfecto.
Los cronopios cantan con risa sin fin,
los famas apuntan con dedos de sombra.
La vida en tu pluma nunca se asombra,
se disfraza, se rompe, se torna un jardín.
En tu París hay charcos de estrellas,
las calles murmuran historias calladas.
Un gato vigila las noches heladas,
y las palabras se alzan como centinelas.
Bitácora escrita sin rumbo ni plan,
donde cada página crea un paisaje,
un laberinto, un puente, un anclaje,
un mapa perdido en un mismo zaguán.
A ti, Cortázar, viajero del todo,
te entrego estas líneas de humilde sendero.
Que en cada poema haya un lucero
que guíe tu barco hacia otro nodo.