En noches quietas de luna clara,
donde el susurro se vuelve voz,
la poesía, dulce y rara,
teje sus hilos con suave amor.
Envuelve sueños que no se dicen,
pinta en el aire un suspirar,
los pensamientos que en sombras frisen
se vuelven versos al despertar.
Con cada rima, su luz revela
secretos hondos del corazón,
y así el misterio que el alma anhela
halla en sus letras su fiel canción.
Hay sentimientos que son silencio,
vagos reflejos de un mundo astral,
más la poesía, con su misterio,
los vuelve claros como un cristal.
En cada estrofa va el alma herida,
en cada rima va un renacer,
pues es la pluma quien da la vida
a lo que nunca se deja ver.
Y así la esencia de lo inefable,
como un suspiro que quiere hablar,
encuentra en versos su hogar amable,
un dulce espacio para soñar.