Qué extraño don, los espejos, esos que duplican el mundo y lo encierran en un reflejo, perfecto, simétrico, hondo. En sus fronteras de vidrio
Quise olvidarte, pero eras el eco, la raíz que insiste en crecer en mi pecho. Me impuse silencio
Lunes sin color, el gris se apoder… Martes de niebla, la alegría esper… Miércoles opaco, el sol se esconde… Jueves sin brillo, ¿dónde el fulgo… Viernes apagado, la noche no cede,
Hermano Sol, que ardes en mi pech… no con fulgor de estrellas ni del… sino con luz de amor y de armonía, que eleva mi alma al eterno lecho. Hermana Luna, dulce y plateada,
Octubre trae en su brisa rumores l… susurros de hojas que tiemblan al… y flores que abren sus pétalos len… como un secreto que nace en los ce… El sol se desliza sobre los prados…
Eres mi cielo, mi amada mía, Mi lluvia fresca, mi alegría. Tu risa es un vals que me eleva, Tu mirada, un mar que me lleva. En tu abrazo encuentro mi calma,
Llora un cielo rojo la muerte del… Raíces de tristeza bañan el rosal. Pétalos marchitan en un beso cruel… Mientras se derrama su vida en el… Las estrellas lloran con gotas de…
Cantan los cielos su música dulce… brilla la estrella que al mundo la… Danza la noche con luces de fuego… riega la luna su plata en el rostr… Sobre la cuna, la madre contempla…
No soy más que un reflejo perdido… una figura borrosa que nadie mira… Cada día paso ante el escaparate d… y me pregunto: ¿qué sentido tiene… La vida es un desfile de cosas inú…
Cuando una nueva vida llega al mun… Es como si el sol brillara más int… Y el aire se llenara de luz y cont… Pues algo mágico se ha abierto pas… Un milagro se ha gestado en el sil…
Tu recuerdo vivirá por siempre, Atesorado en mi corazón. Tus risas, tus besos, tus abrazos, Serán mi consuelo y mi inspiración… Aunque ya no estés a mi lado,
Mujer del pozo, hija de Samaria, Con tu cántaro al hombro, bajo el… Buscabas agua para saciar la sed, Mas encontraste una fuente mayor. En el brocal, un extraño te habló,
En las pampas argentinas, donde el viento sopla fuerte, vivió un gaucho valiente llamado el indio Duarte. Con su poncho y su facón,
Estribillo ¡Ay, quién pudiera, quién pudiera, ser libre al viento, como la marea… Con su vestido, Rosarillo pasa, y en cada esquina deja su estela.
He bordado tu nombre como loca, en hilos de plata, en noches que l… Con cada puntada, mi alma se ahoga… tejiendo caricias que ya no retorn… Sábanas de seda, testigos callados…