Anécdota de la vida
En el bosque, al caer la tarde,
un sabio anciano encontró un sendero.
Caminaba lento, perdido en sus pensamientos,
reflexionando sobre el tiempo y el universo entero.
De repente, un joven curioso apareció,
preguntando sobre el sentido de la vida.
El anciano sonrió y le dijo con calma:
“Todo tiene su ciclo, como el agua que fluye sin medida.”
El joven escuchó, sus ojos brillaban,
y entendió que la respuesta estaba en la simpleza.
Agradeció al anciano por la sabiduría compartida,
y se marchó con el corazón lleno de certeza.
El anciano siguió su camino sereno,
sabiendo que las preguntas nunca terminan.
Porque en la búsqueda de respuestas,
también se encuentra la verdadera vida divina.
