Andes inmensos que tocan el cielo,
cielo que besan con nieve y ventura,
ventura de altura, roca y espesura,
espesura eterna de blanco desvelo.
Andes guardianes del viento y su vuelo,
vuelo que cruza su cumbre segura,
segura en silencio, firmeza madura,
madura grandeza que vence al suelo.
En tus laderas, el tiempo se enreda,
enreda caminos de piedra y quebrada,
quebrada que al río su curso le ceda.
Andes, columna de tierra sagrada,
sagrada en la niebla que el sol despida,
despida la noche y despierte la alborada.