Lleva el amor cadenas de ausencia,
y el odio se forja en la paciencia.
El aire pesado se vuelve espina,
cuando la pena en el alma germina.
Se quiebra el cielo sobre mi pecho,
y la desesperanza yace deshecho.
En cada mirada arde un reproche,
como estrella rota al filo de la noche.
En la sombra del recuerdo infinito,
pervive el amor que muere marchito.