En la noche estrellada,
tus ojos brillan sin par,
como luna encantada,
que me invita a soñar.
Bajo el cielo dorado,
mi corazón te espera,
con un beso guardado,
y una flor de primavera.
Si en silencio caminas,
por el sendero de amor,
las estrellas adivinan
nuestro dulce fervor.
En el aire susurra
un canto de pasión,
cada hoja murmura
nuestro eterno corazón.
Cuando el alba despunte,
y la brisa acaricie,
en mis brazos te junten,
los suspiros que meciste.
Y entre las sombras,
y la luz del amanecer,
bailaremos en la ronda
de un querer sin fin, mujer.