Suenan lejos las guitarras,
se quiebra el eco al cantar,
un suspiro que desgarra
mi pecho y mi soledad.
La noche guarda un lamento
entre sombras y dolor,
es mi alma, en su tormento,
buscando un viejo amor.
Tu ausencia me duele tanto,
es un peso que no cesa,
y en el vino hallo el encanto
de olvidar tanta tristeza.
Mis ojos miran la luna,
fría, distante y callada,
como tu alma, que a una
parte de mí ha abandonada.
Es fado lo que yo siento,
es nostalgia sin final,
canta el viento mi tormento,
en esta Lisboa fatal.