Mi amor, tu boca es un horizonte lejano,
Separa cielo y tierra, un enigma cercano.
Tu fragancia, lluvia en tierras desérticas,
Remota e inalcanzable cual nube etérea.
Tu sonrisa pinta el tiempo con su trazo,
Añade colores a este fugaz abrazo.
Como el cielo, eres alta y misteriosa,
Mas en mi corazón, tu sol, siempre reposa.
Tu piel es como el horizonte, suaves olas,
Donde se funden sueños y esperanzas locas.
Tus ojos, dos faros en la noche oscura,
Guían mi barca hacia la dicha pura.
Eres mi mundo, mi cielo y mi destino,
El amor que guía mi barco peregrino.
Amada horizonte, bella y distante,
Para siempre estaré anclado en tu semblante.