En sombras se desliza tu silueta,
sigilosa serpiente en mi latido,
destino que me asalta decidido,
tentación de veneno y de saeta.
Tu voz, un torbellino que inquieta,
hechizo que me lleva al malherido
jardín donde el amor es mal nacido,
donde arde la pasión y se completa.
Perdida en esta fiebre que me nombra,
me entrego sin temor a su mandato,
pues muero si la duda me hace sombra.
Y al filo del abismo más ingrato,
me dejo consumir por esta alfombra
de fuego que me quema tan ingrato.