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ElidethAbreu

Adiós, Nonino

 
 
El bandoneón suspira con voz quebrada,
latiendo en sombras su tango final.
Un llanto hondo, lágrima alada,
vuela en el viento, grave y fatal.
 
Se quiebra el tiempo, danza el lamento,
nostalgia en llamas ardiendo va.
Y en cada nota ruge el tormento,
duelo en la sangre que nunca se irá.
 
Nonino parte, la noche es larga,
pero en su eco revive el sol.
Un tango herido, furia que embarga,
marca su ausencia con su crisol.
 
El tango llora, grita su entraña,
el bandoneón se vuelve altar.
Que el alma vibre cuando ella baña
las despedidas que saben amar.

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