Oh Han Kang, en este día claro,
tu pluma nos despierta el corazón,
tus versos surcan sombras con amparo,
donde el trauma y la vida dan razón
al eco de un dolor nunca tan raro.
Cumbres de historia oscura dibujaste,
la fragilidad marcó tu canción,
en cada página el alma dejaste,
y el mundo se rindió a tu visión,
donde lo humano firme levantaste.
Hoy, alzamos tu nombre con orgullo,
en Seúl y en el mundo brilla ya
la fuerza de tu letra como arrullo,
Nobel en tu nombre arderá,
por siempre en letras que el viento susurró.
Han Kang, en lo profundo encontraste,
las voces que el olvido desterró,
y en la poesía intensa revelaste
el alma que el tiempo no quebró,
y así, a tu sombra, viva renunciaste.