Miro a un lado y al otro,
quienes fueron ya no están,
sus sombras en el viento,
sus voces en el mar.
He quedado muy solo,
en esta vasta inmensidad,
los recuerdos son mi faro,
mi única realidad.
Aguardando el final,
en la quietud del ocaso,
cada instante un suspiro,
cada día un paso.
La soledad me abraza,
como un manto de cristal,
en el silencio encuentro,
un refugio temporal.
Así camino en la penumbra,
con el alma a la deriva,
esperando el destino,
que la vida me esquiva.