Cuando en los prados de mi Cuba hermosa
mi guajira gentil llena su falda
de frescas hojas de jazmín y gualda
para jugar con ellas primorosa;
cuando vaga sencilla y majestuosa
sobre la verde alfombra de esmeralda,
y de flores bellísimas guirnaldas
se coloca en su frente candorosa;
las aves la saludan dulcemente,
el sol la baña con sus rayos rojos,
y en sus labios perfúmase el ambiente;
los guajiros adorándola de hinojos,
y yo embriagado de pasión vehemente,
de amor me abraso en sus divinos ojos.