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Eduardo Hugo

Olvidar

Por las veredas de antaño
viajan cañadas oscuras,
pequeños ríos insalubres,
caudalosos, mugrientos,
ruidosos, sangrientos,
llevándose la vida después de un temporal,
exhibiendo las hojas de un llanto otoñal.
 
Así te fuiste,
arrastrando tú mal a cuestas.
 
Así quedé,
arrastrando mí mal a cuestas.
 
Que no se te ocurra volver
si me extrañas algún día.
Que no se te olvide la herida
que has abierto en mi vida.
Cuando busques mi perdón,
no sueñes con encontrarlo.
Te creerás que es rencor.
No es así, es amor
y prefiero olvidarlo.

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